Hay pequeñas venganzas que nadie entiende ,pero que hacen que Nak se eleve sobre sus míseras pesadillas en noches heladoras,eludiendo a los tratantes de sueños ,para caer rendido ante los muslos suaves de extrañas y silenciosas mujeres.
Nak se abrocha el ajado abrigo y vuela sobre los tejados de la ciudad viciosa y dormida. Saborea su venganza y guarda ese gesto robado como otro tesoro.
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