jueves, 11 de octubre de 2012

Nak 145.0

Los restos de sus deseos esparcidos entre las sábanas arrugadas.
Amanecía en tonos suaves,una brisa fría  se colaba por la ventana entreabierta. 
El otoño arañaba los párpados y se llevaba trocitos de canciones inútiles y miradas de falso perdón.
Nak ahuyentaba a los tratantes de sueños agitando su reloj sin manecillas.Buscó en sus bolsillos y pudo encontrar el penúltimo rayo de sol que había atrapado antes del ocaso.
La mañana continuaba en un siniestro bucle sin océanos,en un comienzo de otoño concebido para pecadores furtivos y Ciudadanos borrachos.

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