miércoles, 7 de septiembre de 2011

Umbilical

Si no nos contemplásemos el ombligo tan a menudo, aunque sea o haya sido muy hermoso, podríamos tener una visión más amplia de esos asuntos terrenales intrascendentes que cubren de nubarrones las frentes más limpias.
Si no nos empeñásemos en escuchar solamente el eco de las voces cascadas podríamos sentir susurros que indican desde donde van a soplar los vientos y lo alto que subirán las mareas.
Unidos por vínculos tan tenues que desaparecen al soplar la brisa desde el Ilthis, que se desvanecen  en tardes amarillas repletas de Ciudadanos orondos devorando placenta.
Unidos por un cordón tan débil como la inexistente línea del horizonte donde lloran los balandros.





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