miércoles, 15 de junio de 2011

Nak 22.0

Olor a flores  podridas. Caen los segundos asesinados por la siniestra hoja del reloj que da quince sonoras puñaladas en su corazón. Las estrellas huyen hasta el cielo. Miedo a no morir más veces. Nak hace un extraño nudo en su corbata para asfixiarse. Todo transcurre bajo la luz cegadora de las bombillas fundidas. Los ojos resbalan por la habitación. No es capaz de sentir nada que le ate a si mismo. Hace frío y busca una cerveza entre la ropa del armario encontrando nada más que la mirada de un cadáver sonriente.



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