miércoles, 4 de mayo de 2011

Desalmado




Una vez creyó tener un alma.

Fueron días luminosos de olor a hierba recién segada y flores silvestres. Fueron tardes de brisa fresca en la cara y sol cómplice .Vinieron noches de estrellas y galán de noche. Creyó tener un alma e incluso sonreía ante el espejo.

Una vez creyó tener un alma y parecía que podía emocionarse con una canción, con un gesto, con el brillo de una mirada, con un atardecer encendido, con un Océano salvaje, con el vuelo rasante de un cormorán;con pequeñas cosas que parecía que removían su interior.

Afortunadamente se percató de que aquello era solamente el síntoma de una neurosis pasajera.Hace ya tanto tiempo de aquello que, cuando algo parece afectarle y  asoma esa sombra incongruente solamente tiene que tomar aire y recordar que los espejos no sonríen, que nadie se ocupa del galán de noche, que, al fin y al cabo, es mucho más cómodo ser un desalmado.

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