lunes, 7 de febrero de 2011

Balada del condenado

No me busquen, no  me busquen entre hermosos atardeceres ni entre frescos amaneceres con olor a calles recién regadas ,no me busquen en las calles soleadas y alegres ni en los callejones con olor a vómito y a orines, no  me busquen entre las sábanas de las putas de 100 € ni entre las noches absurdas de música imposible, no  me busquen en lejanas cumbres ni en áticos abuhardillados, no  me busquen en los dolores de pecho y los zumbidos de oídos, no  me busquen entre los viajeros del más acá ni entre los nómadas de ojos enrojecidos, no  me busquen en mañanas de paradas de metro vacías ni en estaciones de tren con olor a viaje; no, no me busquen, no  me busquen entre los gritos desesperados, ni entre las lágrimas agrias ,ni entre los labios deseados, ni entre los abrazos perdidos, no me busquen en las miradas que hablan ni en letanías absurdas; no, no me busquen entre palabras que jamás se dijeron, entre  frases no pronunciadas ni entre correo no enviado: metronauta despistado, inútil constructor de conspiraciones inanes, exiliado de si mismo; no, no me busquen porque podrían encontrarme.







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